sábado, 1 de mayo de 2010

UN "CALIFA" EN EL VALLE DEL JARAMA


Hace una escasa semana tuvimos la suerte de ser invitados a una novillada celebrada en Talamanca, madrileña población enclavada en ese hermosísimo y verde valle que crea el río Jarama en las proximidades de la Sierra Norte de Madrid.

El paseo hasta Talamanca es una verdadera delicia, un alivio para los ojos cansados de ver tanto asfalto en la capital española, y un verdadero colirio de resplandor de la luz que llega con la primera después de este largo invierno.

En ese valle agrícola del Jarama han pastado tiempo atrás numerosas ganaderías de bravo y sus pueblos están curtidos en la historia de la Fiesta de los Toros, que forma parte de su tradición mas genuina, Algete, Fuente el Saz, Torrelaguna, Torremocha, etc. o como Paracuellos, cuyo recuerdo trasciende lo taurino para instalarse en horas tristes de la historia reciente de España.

El festejo, en el que se lidió una brava novillada del Retamar, nos deparó la grata sorpresa de ver otro torero venezolano en plena evolución: El Califa de Aragua!!

Este agitanado diestro nacido en Maracay, en otro valle tan fértil como el que rodea las orillas del Jarama, pero del otro lado del Atlántico, se ha transformado en un torero interesantísimo que puede comer de esto, que ya es bastante.

En su primer toro, un serio y encastado ejemplar del Retamar, lució con capote banderillas y muleta, pero lo más importante fue constatar que este diestro rompe con el mito de que los toreros “banderilleros” pegan un bajón con la muleta. En el Califa de Aragua ocurre todo lo contrario. Se viene arriba con la flámula y le luce muchísimo ese toreo moderno, de pases muy largos, ligados y de mucha plasticidad.

De no haber fallado con la espada le corta las dos orejas y hasta el rabo. Eso fue lo que hizo en su segundo, un novillo mas terciado pero por encima de los 450 kilos. Lo mimó, lo banderilleó con espectaculares pares al quiebro que nos hicieron recordar a nuestro paisano “Morenito de Maracay”, y de nuevo un recital con la muleta. Es esta ocasión, no falló con la espada y al final fue sacado a hombros de la plaza por las peñas de aficionados, que en este valle del Jarama proliferan tanto como su vergel: Peña de los Tirados al Suelo, Peña de los Timbales, etc…

En Maracay, Carlos e Iván Rodríguez, Matadores de Toros y tíos de El Califa, pueden estar tranquilos. No han perdido el tiempo. Lo que hay es saber esperar a que el torero madure en su profesión, y seguro que tanto ellos, como su apoderado Miguel Tesorero, podrán disfrutar con toda la afición venezolana de un figura de primera línea. Tiempo al tiempo.

Williams Cárdenas Rubio